martes, 7 de octubre de 2014

Reunión familiar.

Ayer estuve con casi toda mi familia por parte de madre. Se había muerto uno de los hermanos de mi abuela. Ésta estaba un poco decaída, pero le vino bien ir al funeral, dado que la iglesia (que es una de las más grandes de aquí), se llenó. La verdad es que a mí me sorprendió bastante. Mi tío-abuelo era párroco y yo esperaba que fueran curas y monjas y nuestra familia únicamente. Pero al final de la misa, todos se acercaron a darle el pésame a mi abuela y eso le gustó. Le gustó ver que todos los amigos de la familia estaban allí.
Es una de las misas más bonitas que he visto. La oficiaron 30 curas, increíble, nunca había visto tanto cura junto. En el altar también estaba un primo mío que está en el seminario. Fue bonito.
La última vez que vi a mi tío fue hace cinco o seis años. Me lo encontré por la calle, al principio dudé de si era él, pero era tan característico, con esas gafas oscuras que me acerqué.
-         Hola, tío ______ (insertar nombre).
-         ¡Hey! Mi sobrinita, la única a la que he bautizado.
Me sorprendió que nada más verme me reconociera. No lo he visto muchas veces en mi vida y, aparte de que me reconoció (que memoria debía tener el hombre), sabía perfectamente que yo era a la que bautizó. La única de la familia a la que le ha dado un Sacramento.
El funeral no duró más de lo normal. Yo fui con mi hermana pequeña. Mi madre fue directamente con mi abuela, con la que estuvo desde por la mañana.
La pequeña se empeñó en ir. Tenía médico, pero aún así se empeñó. Se hartó de llorar. Si yo apenas lo conocía, ella menos. Pero decía “haberse emocionado”.
Luego se empeñó en ir al entierro. Yo no tenía previsto ir, pero las opciones eran:
-         Irme a casa de mi abuela y verla triste, teniendo ya compañía de mi madre y otra tía mía.

La tarjeta roja directa

Llamé a Bea, se lo conté. Me puse a llorar (que llorona estoy últimamente, es increíble). Hablamos del tema, otra vez y poco más. Nada más colgar lloré más fuerte.

-         No habían pasado ni cinco minutos cuando Tarjeta roja directa padre me llamó, queriendo saber por qué estaba cabreada con mi madre. Le expliqué lo que había pasado y le hice saber que no estaba enfadada. Él me dio las mismas respuestas que mi madre. Y después se puso a exponer sus numerosas teorías.
Cree que soy lesbiana porque llevo tomando anticonceptivos desde los 12 años (una que tiene las hormonas un poco mal).

Me preguntó que cómo calificaría a María, si ,  o Tarjeta roja directa. Le respondí que hetero, aunque a veces tenga dudas. Resulta que la señorita María hacía cosas que me hacían pensar que podría ser bollito, pero luego siempre echaba pestes de los .
Mi padre está convencido de que yo estaba enamorada de ella, yo no quise decirlo, no me da la gana de sincerarme con mi enlace.


Constantemente me dice que tengo muchas lagunas y que por eso él no termina de entenderlo, pero es lo que le dije; él no está en mi piel y no puede Tarjeta roja directa si tengo o no lagunas, que la verdad es que no creo tenerlas…

¡Me pregunto por mi vida sexual! ¿De verdad espera que tras 20 años de escasa comunicación ahora me sincere con él? Cierto es que la escasa comunicación en gran parte es por mi culpa, pero ellos también tienen que ver.

La cosa es que me pidió que por el momento no mantuviera relaciones con Bea, jajaja.
También cree que mi orientación sexual tiene que ver con la adolescencia tan larga que he tenido, porque claro, yo hace un año seguía siendo igual de niñata que cuando tenía 13, únicamente porque no suelo estar de acuerdo con ellos.

Al parecer hace dos años quisieron llevarme al psicólogo, por la relación tan rara que llevaba con María. Y ahora siguen queriendo llevarme para que pueda conocerme mejor a mí misma y así no arrepentirme en el futuro de mi “supuesta ”. Que si soy lesbiana de verdad pues bien, pero que sino no lo pase mal…